La semana pasada escribí sobre un personaje nefasto que existe en todos los trabajos del mundo. Hoy, retomando la temática mitológica laboral, me ocuparé de otro personaje clave de la vida laboral.
Este espécimen al cual me refiero lleva el nombre de un postre 100% argentino: el panqueque. Sus características nada tienen que ver con las del postre, es decir, nada de dulce de leche, arrolladito o cosas por el estilo. Las similitudes con el plato que mejor cocina mi madre se basan en su preparación, el famoso “vuelta y vuelta”.
A lo largo de mi carrera profesional me he encontrado con muchísimos ejemplares. Algunos fueron mis jefes, otros simples “cuatros de copas” pero todos tenían el mismo modus operandi: decir algo, sostenerlo y defenderlo a rajatabla hasta que su superior o algún empleado con rol jerárquico manifestaba una idea opuesta a la presentada por aquél. En ese preciso momento, se calzaba el traje a base de harina, huevos y leche, se daba vuelta y como por arte de magia comenzaba a defenestrar su propia idea y a defender lo planteado por la otra persona.
Lamentablemente, este tipo de gente le hace muy mala prensa al que a mí entender es el mejor postre del mundo. Pido por favor que alguien presente un amparo para que se deje de utilizar al panqueque como sinónimo de esta clase de empleados.
Seguramente muchos de ustedes hayan pasado por situaciones parecidas, si tienen ganas, me pueden contar sus experiencias.
Este espécimen al cual me refiero lleva el nombre de un postre 100% argentino: el panqueque. Sus características nada tienen que ver con las del postre, es decir, nada de dulce de leche, arrolladito o cosas por el estilo. Las similitudes con el plato que mejor cocina mi madre se basan en su preparación, el famoso “vuelta y vuelta”.
A lo largo de mi carrera profesional me he encontrado con muchísimos ejemplares. Algunos fueron mis jefes, otros simples “cuatros de copas” pero todos tenían el mismo modus operandi: decir algo, sostenerlo y defenderlo a rajatabla hasta que su superior o algún empleado con rol jerárquico manifestaba una idea opuesta a la presentada por aquél. En ese preciso momento, se calzaba el traje a base de harina, huevos y leche, se daba vuelta y como por arte de magia comenzaba a defenestrar su propia idea y a defender lo planteado por la otra persona.
Lamentablemente, este tipo de gente le hace muy mala prensa al que a mí entender es el mejor postre del mundo. Pido por favor que alguien presente un amparo para que se deje de utilizar al panqueque como sinónimo de esta clase de empleados.
Seguramente muchos de ustedes hayan pasado por situaciones parecidas, si tienen ganas, me pueden contar sus experiencias.
1 comentario:
Tenemos varias comidas... el tipico "banana" que irrumpe en medio de una reunión con una "solución milagrosa" al problema que se está tratando... y pasa sin pena ni gloria. A los 5´nadie recuerda que dijo....
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